Jesús dijo a Josefa Menendez:
“La Sangre que brotaba de todos los poros de mi Cuerpo, y que dentro de poco saldría de todas mis Heridas, sería inútil para gran número de almas. Muchas se perderían. ¡Muchísimas me ofenderían y otras no me conocerían siquiera. Derramaría mi Sangre por todas y mis méritos serían aplicados a cada una de ellas. ¡Sangre Divina! ¡Méritos infinitos! Y sin embargo, inútiles para muchas almas."