sábado, 1 de septiembre de 2012

Prisión de Jesús

Jesús dice a Josefa Menendez: 

“Contémplame en la Prisión donde pasé gran parte de la noche. Los soldados venían a insultarme de palabra y de obra burlándose, empujándome, golpeándome. Al fin, hartos de mí, me dejaron solo, atado, en una habitación oscura y húmeda, sin más asiento que una piedra, donde mi Cuerpo dolorido se quedó al poco rato, aterido de frío. ¡Cuántos días espero que tal alma venga a visitarme en el Sagrario y a recibirme en su corazón! ¡Cuántas noches paso solo y pensando en ella! Pero se deja absorber por sus ocupaciones o dominar por la pereza, o por el temor de perjudicar su salud, y no viene. Si queréis darme una prueba de vuestro amor, abridme vuestro pecho para que haga en él Mi prisión. Atadme con las cadenas de vuestro amor… Cubridme con vuestras delicadezas. Alimentadme con vuestra generosidad. Apagad mi sed con vuestro celo. Consolad mi tristeza y desamparo con vuestra fiel compañía.”